
Me pongo un poco peliculero, haría falta la música de James Bond y la imagen del 'gun barrel' que en este podría ser "beer barrel". Alguien andando por la barra del Per-mar, frenando en seco (tiene sed), y girándose mientras pide "una sola", por ejemplo. Pronto empezaría a llenare la pantalla con espuma... jeje.
Estos últimos años defendiendo los colores de fatiga me he topado con impacientes que han celebrado un gol en nuestra contra como si hubiera ganado la champions, después de haber mantenido la portería a cero hasta la mitad de la segunda parte. A otros indecentes que con 10-1 presionaban y jugaban duro, a saber si el gol average les importaba. Con otros que iban con el codo y cuerpo tan fuera que si te apartabas haciendo un recorte como a un toro seguro que se esmorraban. Otros que se escudaban en el árbitro para hacer juego sucio y ni tan siquiera reconocerlo, "pita el árbitro". Qué gentuza, qué descerebrados, en qué liga creen que juegan?
En fin, cuando a uno le preguntan por los números del equipo y responde, se encuentra con coñas marineras como si vamos a jugar o qué. O a mi propio hermano en primaria que me desea que nos metan menos de 10 cuando me despido por las mañanas con la bolsa de deporte. Cuánta incompresión.
Sin olvidar lesiones graciosas, como la croqueta, patada voladora o tirón en el calentamiento, entre otras. Aunque haya habido personas que no las hayan visto tan graciosas cuando han tardado en curarse y le dejaban a uno inválido el fin de semana.
Y pensando qué es lo que hace grande a un equipo, se puede decir que son los números. Los títulos, como alguno con 9 champions, taitantas ligas... Pero eso no es suficiente. Su historia, sus aficionados, sus cuentas, sus fichajes, su estadio, su presi, su escudo, su himno... No, no.
Hay algo menos superficial que números y números, como goles en contra o a favor en formato I3. Fatiga no se ha sostenido con números, se ha sostenido con tesón, perseverancia y buenos terceros tiempos, donde reside el espíritu verdaderamente deportivo. Fair play en todos los tiempos. Brindo por ello y deseo desde aquí éxitos dentro y fuera del campo al equipo.
Desde mis tiempos de reservista creo haber conseguido uno o dos empates y no haber saboreado nunca la victoria en partido oficial. Al menos marqué algún que otro gol, que bien me costó abrir el melón. Bien se puede decir, para acabar peliculero, que se puede haber perido con las botas puestas en el campo, pero ganamos poniéndonos las botas en el 3º. Saludos a todos, al letrado, a los caballeros de la mesa redonda y a la madre que los parió! Adiós y gracias!

(Suzuka 2006)
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